Tuesday, March 6, 2012

No lo sé. Confío verlo.

¿Qué es lo más justo entonces?
¿Cuál es la razón para preguntarnos el “por qué” de ciertos sucesos?
¿No es acaso lo mismo sentirse conocedor de la justicia, a sentirse conocedor de la verdad?
¿Es lo más justo vivir en plena felicidad y no conocer la tragedia?
¿O es justo ser igual de afortunado que de desdichado?
No lo sé yo tampoco. 

¿Quién dice que por recibir un knockdown se acaba la pelea?
¿Quién dice que con una muerte se acaba una vida?
¿Quién dice que se llegó al final del libro?
¿Por qué nos gusta tanto poner el punto y final?
No lo sé yo tampoco.

No seamos tan ágiles para pedir explicaciones ni tan definitivos para llamar un punto y final.  Así como la energía se transforma sin perderse, igualmente la vida se reparte entre los que quedan.  ¡El porvenir es bueno!  Pidamos por la virtud de la paciencia, pidamos por la virtud de la sabiduría.  Con esfuerzo y paciencia llegaremos a ver los frutos, con esfuerzo y sabiduría llegaremos a reconocerlos.

Tengamos fe soportada en la creencia de que quedan otros rounds, más vida, otros capítulos de la historia, y otros puntos y seguido.  Decidamos tener fe.  Elijamos ser tanto protagonistas como testigos de historias que hoy parecen acabadas porque un día decidimos que se acabó el libro. 

Tener fe es la decisión más humana que existe, es decidir que el plan de Dios es continuo y que la Gloria existe al final, incluso después de soportar una cruz.  

Sin pedir explicaciones, sin pensar que es el final, pidamos protagonismo en el capítulo que sigue, rumbo a un final feliz.  Con ánimo porque el camino es largo y habrá más tempestades en el camino, pero con la esperanza de que vamos acompañados, de que somos muchos ayudándonos mutuamente, y porque cuando menos lo esperamos una luz nos corrige el camino.

¿Cuál es ese final feliz? No lo sé, pero confío verlo.

Sinceramente,
Alberto juan.