Saturday, December 17, 2011

Opciones. Decisiones.

¿Cuál es la edad?, ¿Cuándo el momento?,¿Es posible vivir una vida perfecta? 


Desde el nacimiento todo se trata de abrir opciones, posibilidades. Primero nuestros padres nos ayudan, luego nosotros mismos. Vamos a la escuela, aprendemos a nadar, aprendemos un segundo o tercer idioma, tenemos varias parejas antes de casarnos, etc.  Todo ésto buscando crecer y aumentar nuestras opciones. A lo largo de la vida vamos tomando decisiones y nuestra vida se va encarrilando. Cada vez hay menos desvíos o atajos en el camino, o bifurcaciones, o esquinas en las cuales tomar una pausa.  Como en toda travesía, hay decisiones buenas y malas, pero no es de ésto que quiero escribir.  


Me inquieta saber si existe un momento de "let go", de dejar ir. ¿Hay un momento para dejar de construir posibilidades? ¿Llegará el día en el que no me sentiré mal por no haber perfeccionado mi francés?, ¿Por no haber comenzado una maestría?, o el día en el cual no me importe no saber andar en motocicleta o caballo, como si eso limita mis posibilidades de ser piloto, jinete, o simplemente por ser placeres que "hay" que disfrutar alguna vez.  Sé que esos días llegarán y sólo espero que no sea muy temprano para matar la ilusión, o muy tarde como para no haber disfrutado 100% los momentos. 


¿Cuántos años planeamos vivir?, ¿Cuántas esposas(os) planeamos tener?, ¿En cuántos países e idiomas pensamos vivir?. No creo que sea la respuesta a esas preguntas lo que nos haga planear la vida. Creo que tienen más influencia la primera cana, el primer hijo, la primera mudanza. ¿Acaso la respuesta sea aceptación?, ¿Aceptarnos no como mejores o peores, pero sí como "good enough" (bueno lo suficiente)?. ¿Cuándo es good enough? 


Tengo una hija pequeña que aún no tiene dos años pero sí tres pasaportes, que cuando tenga tres años tendrá dos idiomas. Le damos opciones con nuestras decisiones. Llegará el momento de ella para decidir su camino. A sus padres nos bastará con haberle dado todas las posibles opciones. 


Sinceramente, 
Alberto Juan.

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